Trabajadoras de la música en la región: Perspectivas, desafíos e hitos que envuelven este 8M
En el marco de la Huelga General Feminista, este 9 de marzo continuaron las movilizaciones en la región, con acciones a cargo de agrupaciones y mujeres que, nuevamente, se tomaron las calles. En ese contexto —y porque las mujeres existimos todo el año—, como Niña Provincia, convocamos a diferentes trabajadoras de la música a contarnos sobre el rol del rubro en el posicionamiento feminista.
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, como todos los años, nos rememora las atrocidades de su causa, y que con el correr de la historia, ha convergido en un sinfín de problemas políticos, amparado por un atrofiado sistema patriarcal.
Esta norma, en su lógica, también se replica en las prácticas laborales que han desenvuelto los roles de las trabajadoras en el mundo de la música. Es que no hace falta apelar a los datos duros para ver lo hostil que ha sido el rubro con nosotras. Desde carteles de festivales desproporcionados, la concepción sexista en géneros musicales, funas a músic@s violentadores o el trato machista en la cotidianidad.
Pero ahora nos acompañamos. En los últimos años, la fuerza del feminismo ha permitido instancias –en nuestro territorio– como los festivales Ruidosa o más cercano aún, el Ciclo UDARA, Mujeres y Rock. También ha posibilitado la red nacional de Trabajadores de la Música (TRAMUS), Brava en Concepción, así como desde la rama electrónica, lo que ha hecho el Colectivo Sensorama en Santiago y el Colectivo WIP (Woman In Power), en Valparaíso. Nos inspiramos en himnos performativos –e históricos de su contexto–, como con “Un Violador en tu Camino” de Lastesis y en lo que hicieron las 50 Cantoras de la Quinta, que acompañaron a Mon Laferte en Viña. Increíble, por lo cierto, que ambas instancias, hayan surgido en nuestro gran Valparaíso.
Manda para una banda
Incluso ya en 2017, Animita estaba trabajándose en bambalinas a la figura de Paraíso. El hype del tercer álbum de Adelaida los mantuvo casi tres años pendoneando por diversos escenarios del mundo –entre China, el Primavera Sound de España o el mismo Lollapalooza en Chile–, y conquistando la crítica especializada, con oídos pendientes y cautivos del porvenir del trío. Ante todo esto, surgió la actual idea, concedida por un ritual que convocó a su vocalista, lo que concretó el sentido de su concepto.
Así es como nos organizamos. Desde grandes bloques a colectivas territoriales, con las colegas y las amigas. Y este año, con un actual Chile en resistencia, nos miramos para conversar, intercambiar y destacar los desafíos e hitos que marcan este 8M y, en adelante, para el 2020. Cuatro voces locales y trabajadoras, desde la gestión, creación e interpretación en el rubro: Tania Meza –de Sello Trigal–, Alondra Noctvrna, Esteza y María Fernada Azócar –de Rizoma Producciones–.
Sobre cómo se organizan las trabajadoras de la música
Tania Meza es co-fundadora del Sello Trigal de San Antonio. También es activa del gremio IMUVA y ha participado de la red de TRAMUS. Su rol le ha permitido observar y participar de manera constante en instancias de organización e intercambio en el rubro, y en lo que supone la participación de nuestro género: “Lo he visto desde lejos y también lo he vivido. Y lo he vivido acá en San Antonio, en la quinta región en general, donde en el último tiempo las mujeres nos estamos apañando más. Si antes nos pedían una recomendación y pensábamos automáticamente en un hombre que supiéramos que hace lo que nos pedían, pues ahora pensamos en la mujer, porque hay, pero creo que nosotras mismas nos hemos encargado, inconscientemente de invisibilizarnos”, articula.
Alondra Noctvrna es una música de Valparaíso, quien se desempeña como solista, junto con hacer voces y teclados en Laguna Lunar. Su nombre ronda en círculos emergentes, fiestas y tocatas con un ‘cyber’ pop que ronda entre lo oscuro y lo subversivo. Además, ejerce sus ideas desde COBAV (Colectivo de Bandas de Valparaíso). Ella habla como creadora y gestora. En ese contexto, “hay una escena potente de mujeres y disidencias en Valparaíso que se ha articulado aparte de la escena más convencional de música, de hecho, ocupando otros espacios, en espacios recuperados o casas en vez de bares o centros de eventos”, relata.
Asimismo, destaca la disposición de un entorno colaborador y autogestionado: “Se expresan perspectivas que no tenían el espacio de expresarse antes que creo que juega un rol transformativo en nuestra cultura. También se observa una cercanía y una accesibilidad a diferencia de los otros espacios donde hay que pasar por burocracias y cumplir fines económicos pa’ que te pesquen. Aquí es cosa de hacer redes y hay mucho más apoyo al arte emergente en estos espacios”.
La cantante viñamarina, Esteza, es reconocida por su trabajo cercano a los sonidos del R&B y el reggaetón. Acaba de lanzar su primer epé, Bindi Love, que incluye una colaboración con Ceaese en “Remember”, y con eso, su proyecto fue una de las 8 bandas incubadas por MIX Social Records, de Fundación Lotus, que la tendrá presentándose en Lollapalooza.
Desde su posición, le ha tocado enfrentarse a la escena y asimismo, a la idea de una industria formalizada: “Me gusta que las mujeres estemos haciendo arte sin necesidad de la opinión de los hombres o de que ellos nos den plataforma. Es algo nuestro, que podemos hacer solas y por eso me inspira mucho todo el movimiento que se está generando hoy en la industria. Además nosotras le damos un toque que los hombres no le dan, tenemos una cosa especial, llamativa que me encanta, de hecho yo escucho casi puras cantantes mujeres porque me siento segura”.
María Fernanda Azócar es estudiante de derecho, gestora y productora. Ella, a través de Rizoma Producciones, está a cargo del ciclo musical Mujeres Peligrosas, espacio que desde Valparaíso apostó por la programación de eventos musicales con un cartel conformado solo por músicas de la región y otras partes del país. No sólo eso, sino llevando adelante esta actividad con un equipo de producción conformado por mujeres. Con lo anterior, M. Fernanda también ha buscado aportar desde su vereda profesional, en la construcción de protocolos contra el abuso y el acoso en el ámbito artístico cultural. En esa línea, nos comenta: “Yo he visto, efectivamente, como ha ido progresando la articulación entre mujeres, situación que se condice con la movilización feminista internacional y nacional. Ambos procesos han sido un catalizador para la articulación de las trabajadoras de la música, dentro del rubro”.
Y añade sobre la experiencia de TRAMUS, de la que es parte: “Es una organización feminista de verdad. No solamente formada por mujeres, sino con una dinámica de construcción y organización verdaderamente admirable. Me gustaría mencionar mucho también las realizaciones de Ruidosa, La Matria y de Muchacha como instancias que han ido apareciendo estos últimos años y se han ido fortaleciendo. Ya están instaladas en la escena y han ayudado mucho al encuentro y al potenciar, visibilizar y valorar el trabajo de diferentes artistas a nivel nacional”.
Sobre los actuales hitos y actividades que han definido el rol de las trabajadoras
Tania Meza: “Creo que el acto político de la funa sirvió para que muchas personas abriéramos los ojos y dejáramos de naturalizar situaciones que quizás antes dejábamos pasar o las entendíamos como procesos internos entre dos personas. Así es que obviamente desde ahí uno deja de juntarse y de trabajar con ciertas personas en pro del buen vivir de quienes han sido víctimas”.
Alondra Noctvrna: “Con el colectivo COBAV, reflexionamos sobre la falta de mujeres y disidencias en los espacios más convencionales, incluso dentro de nuestra organización y cómo podemos hacer un nexo. Definitivamente, lo primero es inclusión. Estamos replanteando nuestros departamentos ya que desde el día uno siempre quisimos velar por los espacios seguros y hemos visto que en la práctica es mucho más difícil. Estamos ahora en el proceso de definir y tener claridad sobre nuestra postura política como grupo tanto como concretar su manifestación en el trabajo que hacemos”.
Esteza: “Principalmente en mi equipo de trabajo son casi puras mujeres –mi manager, mi equipo de prensa, mi fotógrafa, vestuarista, dj y bailarinas– y me encantaría que siguiera siendo así. Por otro lado en mis composiciones intento escribir letras que empoderen porque esa para mi es de las mejores sensaciones. Sentirse escuchada es bacán, ¡y debería ser algo básico!”
María Fernanda Azócar: “En mi trabajo como gestora, para poder aportar a la construcción de espacios seguros, está el tema de los protocolos contra el abuso. También, sin duda, Mujeres Peligrosas, este ciclo artístico feminista que levantamos este verano acá en Valparaíso, que fue programado y producido completamente por mujeres feministas, que se encuentran organizadas en sus distintos espacios y territorios. Logramos ofrecer un apuesta artística y estética única en cada jornada, mezclando estilos musicales, baile, performance, visuales, y, obviamente, poesía. Fue una instancia súper rica de encuentro entre artistas de distintas escenas”.
Sobre los desafíos venideros para las trabajadoras de la música
Tania Meza: “Creo que tenemos dos grandes desafíos: uno es poder potenciar y motivar la participación de mujeres en espacios como este. Abrir caminos seguros para que más niñas, jóvenes y mujeres decidan dedicarse a esto ya sea como músicas, compositoras, técnicas, diseñadoras, fotógrafas, periodistas, audiovisuales, managers, gestoras, etc. Y para lograr eso, inevitablemente vamos a tener que hacer más espacios separatistas o con cuotas, privilegiando siempre que las participantes estén seguras en esos espacios. El segundo desafío, es trabajar de manera honesta, tirando a la basura las lógicas patriarcales que nos impone el sistema y luchar, en nuestro quehacer diario, para derrocar el patriarcado y la figura del machito superior en la música”.
Alondra Noctvrna: “Debemos reconocer el poder que tenemos como artistas de hacer llegar ideas por medio de nuestro oficio. Bajo la lógica capitalista, se nos ha reiterado que el arte es recreativo y decorativo y que no tiene valor, que “hagamos algo productivo” y pero en realidad lxs artistas tienen poder para hacer llegar otras perspectivas y otras experiencias, lxs que no quieren que las personas con útero aborten, que no quieren que cambiemos la constitución y los valores del país, también lo saben”.
Esteza: “De los desafíos más grandes creo que es la sexualización de las mujeres. Algunos managers o gente de la industria –hombres, generalmente– te dice que la forma más rápida de ser escuchada es que te saques fotos en pelota o muestres más de la cuenta para llamar la atención –me lo han dicho–, y la verdad es que me da mucho asco tener que mostrar mi cuerpo si lo que yo hago es arte. Esa frivolidad que además nos hace competir entre nosotras encuentro que es de lo más tóxico de la industria, ¡y debería cambiar ya!”.
María Fernanda Azócar: “Hay que seguir avanzando en la organización y articulación colectiva de nuestros proyectos autogestionados. Avanzar en nuestras redes, seguir con nuestros festivales de música feminista, avanzando en temas relativos a la violencia de género y hacernos cargo de esto en nuestros espacios. (…) Avanzar en el tema de los protocolos contra el acoso y esta red contra la violencia de género que estamos articulando y, sin duda, avanzar en el tema de la paridad en los escenarios”.