Más allá del algoritmo: Descubre las propuestas de Javiera Electra y Objprd
Ambos proyectos trabajan desde el espíritu del “Hazlo tú mismo”, apostando por experimentar y visibilizar—en sus redes y círculos— las creaciones musicales que surgen desde la autoproducción musical. En Niña Provincia te invitamos a conocerles.
Por Tania López Gallardo
Plataformas como Spotify, Apple Music y Deezer se han convertido en las principales herramientas de reproducción de música. A través del análisis y la utilización de algoritmos para recomendar algunas canciones en función de tus hábitos de escucha, la reproducción automática -de alguna u otra manera- comienza a apoderarse poco a poco de tu playlist.
En conocimiento que existe un circuito musical proliferante -y apostando por la valorización de los espacios donde se gesta la música autónoma-, más allá de tu plataforma de streaming favorita, desde Niña Provincia te invitamos a conocer propuestas artísticas íntegras que, desde el espíritu del DIY, exploran en las diversas posibilidades de la autogestión desde diferentes frentes.
De eso se trata «Más allá del algoritmo», espacio en el que, de manera genuina y sincera, compartiremos música junto a los relatos de sus protagonista. En esta primera versión, presentamos los proyectos musicales de Gabriel Toro (Objprd) y Javiera Hernández (Javiera Electra).
Objprd
Más de alguna vez le hemos nombrado en nuestra web. Y es que como productor musical ha participado con artistas como Laguna Lunar, Aren, Alondra Noctvrna y Wavy Serena, proyectos musicales tan diversos que cruzan estilos como el postpunk, el trap y las influencias de la electrónica. Bajo el seudónimo de Objprd (Objetos Perdidos), Gabriel Toro, productor independiente, ha desarrollado un camino en la música que lo ha tenido activo con proyectos personales como Pyongyang (techno y EBM) y, actualmente, con la banda de punk experimental Fukushima, donde es guitarrista.
Es a través de su proyecto personal, con el que liberó hace algunas semanas su primer álbum, que pone al frente su búsqueda personal en torno al sonido y sus texturas. Desde allí se posiciona para conjugar elementos de la música que escucha (pop, post-punk, ambient, r&b y algunas cosas más avantgarde) con la estética visual que le atrae (vinculada a al mundo oriental y medio oriental). «Son esos colores y escenarios los que creo que cruzan mi propuesta», enfatiza.
Y así continúa su relato: «(…) ya desde un punto de vista más ético, intento crear desde el mundo independiente y DIY, intentando mantener cierta espontaneidad y genuinidad en el proceso. A mí parecer, esa forma de ver las cosas, despojándose (o intentándolo), de las pretensiones y el ideal del reconocimiento aporta libertad al proceso creativo». Sus trabajos, en tanto, aúnan emulaciones virtuales de antiguos sintes analógicos y samples de cajas de ritmo clásicas, con el uso de instrumentos como guitarra y bajo, además de recursos sonoros extraídos de la naturaleza (agua, aire y ruido ambiente).
A través de sus cuentas de Soundcloud y YouTube, puedes encontrar una serie de tracks y ep’s que forman parte de su repertorio, como también su último largaduración, compuesto de una serie de tracks que ha estado creando durante el 2021, y que se dio «en el contexto del trabajo que hago constantemente, que es improvisar y tocar hasta que resulte algo que me agrade, eso lo complemento hasta tener un tema listo», cuenta a Niña Provincia.
– ¿Qué elementos sonoros crees que rondan este disco? ¿Hay algo en particular que quieras destacar? Por ejemplo, el uso de samples de canciones populares.
– Sí, creo que están bastante incluidos los resultados de mi estudio de la guitarra eléctrica y las cosas que me gusta proyectar con ese instrumento, que son sonoridades cálidas, con reverberación y limpias. Eso es algo que intenté incluir premeditadamente y que me encanta hacer. También referencias a la música oriental, utilizando escalas exóticas que sugieren ese mundo. Y, como dices, también samples de canciones populares que me gustan, como la voz a capella que encontré por ahí de una canción de Sade, en el que construí toda la parte instrumental desde cero, en un ejercicio que me parece muy divertido, porque es como jugar a que estoy produciendo a Sade. En otros tracks más antiguos he hecho lo mismo con voces a capella de Lauryn Hill y Erykah Badu.
– Hemos encontrado tu música en YouTube y Soundclound. ¿Cómo ha sido la recepción desde esas plataformas? ¿Hay otros espacios, digitales o presenciales, en los que colectivizas tu propuesta?
– No hago mayor difusión de mi música. De hecho, esta entrevista va a ser el primer espacio de difusión más grande. En YouTube he tenido una buena recepción, pero principalmente en el mundo de gente con la que comparto y que compone una escena creativa afín. En Soundcloud es más o menos lo mismo, y para mí está bien; no es masividad lo que busco.
Javiera Electra
Las melodías folclóricas de la radio rural y los sonidos globales del pop anglo se han encargado de nutrir la propuesta musical de Electra Hernández, cantante, compositora y actriz en formación. Javiera es oriunda de la VI región, pero habita y activa desde Valparaíso, lugar que recorre junto a su música.
A través de presentaciones en espacios autogestionados y de organización popular, como ollas comunes impulsadas por artistas y disidencias sexuales, es que la hemos visto compartir su música en más de algún registro alojado en YouTube. Es desde ese frente -de la mano del hyperpop y su guitarra– que colectiviza la ternura y el caos de sus composiciones.
Y es que sus canciones, desde la lírica, cruzan una serie de temáticas vinculadas a las relaciones humanas, como “la relación que tenemos que nuestro propio ser y los lazos que hemos generado con otras personas, donde llega un punto donde debemos romper esa relación. Sobre todo en esta edad tan caótica, que es la salida de la adolescencia y la entrada a la adultez”, comenta a Niña Provincia. Esta joven artista toma los relatos de su generación y procesos personales para desde ahí evidenciar ese despertar. Y continúa: “(…) cuando ya tení 19 o 20 años, te vas dando cuenta de los distintos caminos que fue tomando la gente (…) como de darse cuenta de lo que estás haciendo con tu vida y el rol que estás cumpliendo en la vida de otras personas. Mi música es un viaje identitario de mis últimos cuatro años, donde he podido ver y sentir la separación y el encuentro”.
El proceso de colectivizar su música, a través de su participación en shows, también la ha llevado a explorar en la composición de sus creaciones, proceso que también ha mutado este último tiempo. “Antes era bien ensimismada y componía desde el computador y hacía melodías primero y después escribía letras. No sabía muy bien cómo adaptar mis letras a la música y luego, hace como 3 o 4 años atrás, empecé a tomarme más en serio la guitarra, y desde ahí mi primer instrumento es la guitarra y luego el computador, que ya lo dejé un poco de lado. He empezado a colectivizar la composición, empezar a trabajar con otras personas, escribir y escuchar los poemas de otres. Así que ha sido bonito abrir ese momento que parece tan íntimo, pero que también puede ser colectivo”.
– Y ahora, ¿estás preparando algún otro material?
– Una eternamente viene preparando material po. Creo que ahora, finalmente, estoy llegando a un puerto que me hace sentir muy cómoda y me hace sentido. Como que este puñado de canciones sí pertenecen a una cosa, que tienen una identidad propia, porque yo también clarifiqué mi propia identidad (…). Ahora estoy preparada para dar el paso de profesionalizar estas canciones y en un futuro darle con todo. Por ahora, estoy muy bien así como estoy en Soundcloud y YouTube; ya llegará el momento donde esto esté en tu plataforma favorita (risas).
– ¿Cómo ha sido la recepción desde esas plataformas de streaming? ¿O desde los espacios presenciales?
En Soundclound está bien. No tengo muchos seguidores, pero igual se ha compartido, se ha escuchado y le han dado like y buena onda. En YouTube ha sido un poco más cálido, pero no me preocupa tanto eso ahora. Creo que los espacios de encuentro presencial, han sido fundamentales para mi salud mental (ríe) y mi deseo de pegarme el show, de expresarme y encontrarnos. Valparaíso tiene la hermosa cualidad de que resiste mucho el arte, independiente de cuál sea la situación. Se ha hecho teatro callejero en pandemia, los músicos están en la calle, en el metro, contra toda imposición y norma. En las ollas comunes acá se ha levantado un espacio súper bonito para que las maricas se expresen (…). La Mounstri Olla, la Puti Olla y el Ollón de las Putas ha sido en particular un espacio súper abierto a este mundo. También el Anfiteatro Barón que hace ollas comunes e hizo un festival, un encuentro virtual, en el que también participé. Finalmente, existen otros espacios donde se colectivizan.
Fotografía portada: Ignacio Inostroza