Los Tres: Fome, como el primer día

En su segunda vez en el Trota, y para celebrar los 22 años de su disco más importante, la fuerza técnica de Los Tres demuestra su entusiasmo y la preparación con que han emprendido estos festejos. Así lo vimos.

Los mejores días de 1997 se hacían sentir durante la previa. Un público bordeando el sub 40, en grupos o parejas –mayoritariamente– atocharon el Trotamundos Terraza de Quilpué para celebrar, como si se tratara de hace 22 años, uno de los discos más representativos de su época. Los Tres salía a escena casi puntual (a las 12 con 7 minutos) para iniciar rápidamente con “Claus”.

El show que traen Álvaro Henríquez, Roberto Lindl, Sebastián Cabib, Boris Ramírez y Cuti Aste, tiene un cuidado estético que ha sido pensado para replicar la vibra de fome: telones rojos encubren el escenario, en tanto se proyecta su logo o los títulos de las canciones a lo largo de estas mismas telas. Lo más cercano al mundo del teatro y la cantina.

Y como se trata del repaso íntegro por este disco, nos ahorramos la ansiedad –y sí, también la sorpresa– de los temas venideros. “Bolsa de Mareo”“Toco Fondo” y “Olor a Gas” suenan casi como el disco, con buena voz, con más destaque del bajo que de las otras cuerdas, pero conservando toda la energía sonora que atesora su registro desde el estudio. El público corea por inercia. Los temas concentran una historia e identidad que es imposible de desconocer.

“Buenas noches Quilpué”, dice Henríquez. El líder es preciso; no se mueve de su podio, ni tampoco se exalta. Todo resulta muy piola desde el escenario. “De Hacerse” y “Antes” siguen la línea de un sonido íntegro en vivo, con la potencia de la batería y su mucho tarro. La fuerza técnica de los integrantes demuestra su entusiasmo y la preparación con que han emprendido estos festejos –y que comenzaron en el Teatro Coliseo con un doblete en mayo–.

“Desordénense…” y otros desmadres para el Presidente gritan desde el público. Pero el ambiente no daba para revolverse, aunque no faltaron sus momentos. “Fealdad” resuena con el pandero y el acordeón de Cuti Aste. La fragancia más criolla se deja sentir. Es lo que eclipsa a este trabajo y lo que se ha intentado atesorar a lo largo de este par de patos.

Fotografía: Paula Castillo

El vocal se explaya y pregunta “cómo está el hueveo”. En su estilo. Buen momento para “Jarabe para la tos”, con muchas cámaras telefónicas arriba y el entusiasmo generalizado. No sorprende que Álvaro Henríquez suene tan bien. De hecho, su momento se enaltece con él y sí mismo en el escenario, cuando procede con “Me Arrendé”. Sólo con una luz, un cambio de guitarra y el coro del resto. Después de todo, resulta gratificante verlo tan firme.

A poco de ir cerrando las últimas cinco canciones del disco –de un total de 15–, lo que se viene es pura chacota musical, con “Silencio” y “Torre de Babel”. Del pequeño Gabriel de la torre a “Pancho”, las personalidades retóricas de Los Tres son itinerantes de generación en generación. En un primer momento, como figuras omnipresentes de los delirios de sus intérpretes, pero más superados en el presente, sobrevivientes del espectáculo musical y su eterna catarsis.

Es curiosa la sobreinterpretación que puede tener “Restorán” en la actualidad. En un entorno diversificado por migrantes y gente de paso, el contenido –y la simpleza– de sus líricas, nunca había gozado de una carga semántica tan fuerte. “Ríe cuando todos estén tristes”, cortina del Jappenning (con Ja) introduce a lo último: “Largo”. El acordeón, insigne del álbum, suena con protagonismo y representación, para dar paso a un cierre entusiasta y la plena atención del escenario.

Una hora exacta y el intermedio se deja sentir. Casi que nos íbamos cuando “Déjate Caer” sorprende en la lista. Era que no: casi como tema invitado al repaso del disco, el clásico de Los Tres se sentía como un deber ser. “La espada y la pared” le continuó en la misma tónica y ahora sí, la fiesta estaba entre el bajo y el acordeón. Pero cuando pensábamos que podría haber una mas, las buenas noches ya habían acabado con el show.

Finalmente, una hora y veinte minutos, precisa para un aniversario que se trataba de eso: fome como en sus primeros días, con la emocionalidad, la retórica, el temple y el enigma que envolvió a sus (ex) integrantes hacia 1997. Quizás prematuro para una crítica tosca y pesimista, pero que transformó sus anticuerpos en su mejor blindaje, dos décadas después y con una salud inagotable. Para no morir joven.

Los Tres @ Trotamundos Terraza, Quilpué – 1 de junio de 2019

  1. Claus

  2. Bolsa de mareo

  3. Toco fondo

  4. Olor a gas

  5. De hacerse

  6. Antes

  7. Fealdad

  8. Jarabe para la tos

  9. Libreta

  10. Me arrendé

  11. Silencio

  12. Torre de Babel

  13. Pancho

  14. Restorán

  15. Largo

Intermedio

16. Déjate caer

17. La espada y la pared