La Charawilla: “Es un desafío constante el ser consecuente con lo que una canta”
Daniela Sepúlveda lleva una década, entre Valpo y el campo, registrando con brindis, décimas, cánticos y cuecas, el sentir de su yo interna, del ser mujer y de lo que sucede en el entorno. En Niña Provincia conversamos con ella a propósito de su trayectoria y el lanzamiento de su primer libro.
Esta entrevista responde a uno de los textos originales que se publicaron e imprimieron en nuestro primer fanzine #NPZine1, y que podrán leer con una extensión especial para nuestra plataforma.
Por Paula Castillo.
La Charawilla nunca se imaginó ser cantora. Quería ser superheroína cuando era chica. Pero las vueltas de la vida la llevaron a transitar en la creación, desde el rock, el punk hasta que se encontró con el canto campesino. Y se fue, huyó de la ciudad para vivir lo que vivió Violeta, y traer aquel canto. Con la perspectiva de una mujer precursora de su generación, para dejar registro de nuestra historia, en primera persona.
En estos pasos es que Daniela Sepúlveda, viñamarina de nacimiento y porteña por elección, lleva una década exacta dedicada a la investigación y composición del canto popular, incluyendo las décimas, brindis y payas, además de las cuecas y cánticos tradicionales, todo a punta de su guitarra traspuesta, un arpa, un acordeón o el guitarrón chileno, por nombrar algunos de los instrumentos que domina. A la fecha, su obra se nutre de títulos tales como «Canción de Amor para Valparaíso», «Verso por Violeta Parra», «Cueca del 18 de octubre», «La diabla en el paraíso» y «Mujer Revolucionaria», la misma cueca que interpretó junto a Mon Laferte y un grupo de trabajadores de la música en la última edición del Festival de Viña.
Así entonces, manteniendo una actitud gestora y creadora, el 2021 ha sido de alta actividad para La Charawilla, marcado por el lanzamiento de su primer libro de décimas y brindis, Mujer Revolucionaria –presentado en la previa del 8 de marzo– y el regreso al estudio, siempre de manera colaborativa y rondando entre proyectos. De todo esto hablamos con ella para nuestra primera edición de nuestro fanzine, o también #NPZine1.
– Te encuentras lanzando tu primer libro, Mujer Revolucionaria. ¿Qué relato evocan a esta mujer en la publicación?
Charawilla: En este libro lo que yo hago, en el fondo, es una auto recopilación de décimas que he escrito desde el año 2010, donde cuando me encontré con el canto campesino y el canto de la décima, me encontré con que había muy poco contenido generado por mujeres en el mundo de la décima, en un mundo por tradición principalmente masculino. Noté que había una urgencia de que hubiera un relato desde una perspectiva y desde una voz femenina. Y yo quería cantar versos, no quería cantar versos escritos por hombres, porque no me identificaban las temáticas, o simplemente porque el sujeto estaba escrito en masculino.
Entonces, hace 10 años atrás me puse el desafío de comenzar a generar contenido desde una perspectiva femenina y empezar a retratar, así como los antiguos poetas populares retrataron la sociedad chilena de aquellos años, a través de las décimas y la vida misma de una décima, yo quise también hacer un retrato de nuestro Chile, de nuestra vida y de lo que es ser una mujer, y escribirlo con voz de mujer. Y hoy me topo con la grata sorpresa de que, o sea, esto comenzó a pasar más o menos en el 2018, que empecé a cachar que muchas mujeres seguían mi trabajo, se sabían mis cuecas, y finalmente me siento súper satisfecha porque creo que a punta de puro esfuerzo, de puro amor y porfía –y una porfía profunda–, estoy logrando lo que me propuse ese día, años atrás. Muy temerosamente, muy ingenuamente también, sin saber un poco en la que me estaba metiendo, súper en la pata de los caballos también.
– En ese sentido, fuiste visionaria con esta perspectiva hace diez años, cuando masivamente todavía no había un relato tan enfocado al género. Y respecto al rubro, en la actualidad, ¿cuáles crees que son los actuales desafíos de la mujer trabajadora de la música? Y esto llevado a nuestro territorio.
Charawilla: Creo que el gran desafío que tenemos hoy, es estar a la altura de las circunstancias, y creo que es un desafío constante el ser consecuente con lo que una canta. Y personalmente, ese es el desafío que todas deberíamos tener en el fondo, y creo que lo más difícil es deconstruir el patriarcado en nosotras mismas. Lograr nosotras, como artistas, como colegas, como compañeras, esa real sororidad, que es una palabra que siento que está muy manoseada hoy en día, que no la entendemos mucho. Hay que dejar de ver a la otra como competencia, sino como compañera; son frases muy cliché y muy bellas, que tienen un contenido muy profundo, que están cambiando parámetros y paradigmas de cómo nos relacionamos nosotras con nosotras mismas, con la otra y con el otro. Pero yo creo que ahí nos falta mucho de deconstruir, en nosotras mismas, los vicios del patriarcado o la competencia, el chaqueteo o el disfrutar de que la otra brille.
Tampoco me creo una santa, tengo muchos defectos, muchos errores, pero una de las cosas lindas que he descubierto en la vida, es lo hermoso que es ver florecer a otra persona. Y eso nos cuesta mucho a veces, porque creo que la sororidad, esa de la que tanto hablamos, hay que desarrollarla desde ahí.
– Es curioso porque como creadora y cantora tu obra ha rondado prioritariamente en vivo, a través de escenarios y en espacios convocados. De lo contrario, tu primer disco mantiene una espera que más que dar cuenta del paso del tiempo, también es simbólico de un proceso que sigue nutriéndose y transmutando. ¿En qué proceso se encuentra La Diabla en el Paraíso?
Charawilla: Finalmente, por asuntos económicos, La Diabla en el Paraíso quedó en un EP muy sencillo que honestamente lo escucho y me da un poquito de vergüenza, porque es algo súper rústico, y fue un momento en el que yo estaba muy mal de salud cuando lo grabé, que fue una de estas crisis que yo encuentro maravillosas en la vida, en las que una se muere y vuelve a renacer. Entonces, lo que hay de La Diabla en el Paraíso, no es, quizás, lo que yo hubiera querido que fuera en este momento; no es lo que yo quisiera proyectar hacia el mundo, porque es una etapa súper naif en mi creación, pero también creo que es importante no olvidarnos de dónde venimos y para mi también era importante dejar un testimonio de donde yo vengo, de donde salió la Charawilla, la Charawilla rústica, que con nada hace magia y hace algo.
Yo siento que la vida me puso en un lugar los últimos años que yo no pensaba estar, y ahora estoy como artista en un trabajo personal de estar a la altura de las circunstancias, en la que me apuesto la vida y dar lo mejor de mí y mi mejor versión. Y hay una parte de mí, que es rockera, y lo que estoy tratando en esto es tan folclórico (…) Por eso, siempre digo que me pegué un piscinazo en el campo folclórico, porque yo quería sentir todo lo que siente un artista cantora campesina; todo lo que sintió la Violeta cuando andaba recorriendo los campos. Entonces, una vez que vuelvo ahora a Valparaíso –después de este piscinazo folclórico– y ya me instalo acá, quiero musicalmente poder reflejar eso, y estoy tratando de ponerle un poco de rock and roll a mis cuecas. Mi idea es que este disco, cuando pueda terminarlo entero, se transforme en eso, sea un reflejo de todo este proceso, de lo más rústico y folclórico de la Charawilla hasta lo más rockero que me permita la creatividad.
Revisa la conversación que tuvimos con La Charawilla a través nuestro primer Instagram Live, el pasado 21 de abril. Todo desde AQUÍ.