Festivales regionales: los eventos dignos y con identidad que se consolidaron el 2022, por Felipe León

«Certámenes como Udara, Jardín Sonoro, Rockódromo y el próximo festival del Trotamundos Terraza, les proponen a los artistas centrar el foco no solo en la oportunidad de tocar en estos eventos, sino de construir una audiencia fiel que los siga y desee verlos mostrando su show en vivo», nos relata el fundador de Alvayay Comunica, en la siguiente crónica de nuestro especial de fin de año.

Por Felipe León.

El regreso de los eventos musicales en vivo, en esta realidad post pandemia, trajo consigo nuevos festivales –y otros ya consolidados que resurgieron con un nuevo aire- que han abierto sus puertas a los proyectos musicales emergentes de la Región de Valparaíso. Se ha diversificado la oferta, construyendo cada uno su propia identidad, en un territorio que se caracteriza por contar con una activa escena musical y diversos lugares que permiten desarrollar un espectáculo de música en directo, pero que no siempre han ofrecido las mejores condiciones y un trato digno a los artistas.

En el caso de los certámenes musicales que podríamos categorizar como consolidados a nivel regional, con una visibilidad nacional que crece cada año, está “Udara, Cultura, Mujeres y Rock”. Un equipo de gestoras culturales realmente admirable ha logrado posicionar no solo un festival que dignifica el trabajo de las músicas emergentes, sino, además, ha construido una identidad que narra el estilo de vida de las mujeres rockeras, muchas de ellas madres, trabajadoras y/o estudiantes que al mismo tiempo dedican parte de su vida a la música y la cultura.

Por otra parte, el Festival “Jardín Sonoro”, con cinco ediciones durante el 2022, también demostró que la música independiente puede convivir con otras disciplinas artísticas y rubros, como el emprendimiento. A su vez, reunió a músicos consolidados y emergentes en un mismo escenario, sin mayores diferencias, todo esto en un ambiente familiar que suma distintas atracciones que potencian aún más a las bandas regionales, ofreciéndoles también una vitrina digna para mostrar su arte, en un ambiente diferente, fuera de los bares que no siempre cumplen con las expectativas.

Público Jardín Sonoro. Fotografía de Felipe León.

 

Rockódromo, en tanto, sigue consolidándose como uno de los eventos musicales que más bandas emergentes regionales y de otras ciudades de Chile convoca cada año. Como fruto de los procesos formativos organizados por las Escuelas de Rock y Música Popular desde Arica a Punta Arenas, su última versión que lo trajo de nuevo al plano presencial, abrió además otros espacios muy necesarios, como paneles de conversación e instancias de networking, pensando así también en el desarrollo de la industria musical chilena y su relación con otros países.  

Y “La Joyita de Quilpué” se lo jugará todo en febrero del 2023, con el primer festival organizado por el Trotamundos Terraza, en el tradicional Autódromo de la Villa Olímpica. Se trata de una experiencia interesante, en el sentido de que un bar termine organizando un evento de estas características. Esto da cuenta de cómo ha crecido uno de los escenarios más apetecidos por las bandas emergentes de la región, pero que, al mismo tiempo, les propone el desafío de poner el foco en la creación de audiencias y una comunidad de seguidores que el día de mañana llene el denominado “Patio de las estrellas”.

Estos festivales han permitido visibilizar la música regional emergente en espacios dignos para los artistas. Sin embargo, es de suma relevancia que los proyectos musicales independientes no solamente centren su atención en la oportunidad de tocar en estos eventos, sino en cómo construyo una banda con una identidad propia y un mensaje definido que me permita tener una comunidad de seguidores y ésta sea de ayuda para llegar a estos escenarios y así no solo “aprovechar la vitrina”, sino ofrecer una experiencia única para sus fans y las personas que puedan conocerlos en ese momento.

Fotografías: archivo Felipe León.