Entrevista con Cerro Perro: El grito identitario
Fue hace algunos días que la banda compuesta por Eduardo, Eliott, Pablo y Óscar anunciaron el lanzamiento en vivo de su primer disco. Este trabajo, grabado el 2017, representa, en esencia, su historia, lugar de origen y las manifestaciones que, desde la sonoridad, buscan transmitir.
Nos juntamos a conversar con ellos, en la previa de este estreno ante público y los próximos shows que ya agendaron en la capital.
Haciendo evidente y palpable la esencia porteña, esta banda se plantea desde la sinergia de un grupo de amigos -e incluso familiares- que pone en escena una propuesta que, desde su creación, está cargada de las experiencias personales y colectivas. Así se forjan y refuerzan esta mezcla que aúna su trabajo en la idea de Cerro Perro.
Es el año 2014 que esta banda empieza a trazar su camino -muchas veces adverso- hacia lo que hoy se traduce en su primer trabajo de estudio. Y sí, varios años pasaron para que se tuviera que materializar cada una de sus creaciones para lo que conocemos como “Trapos”, LP que ya está en las distintas plataformas digitales.
Tanto desde la lírica, la puesta en escena, su estética, y forma de habitar el territorio, es que este proyecto musical surge con la idea de hacer aún más evidente su lugar de origen. Y fue así como comenzaron. Algunos de ellos, con proyectos anteriores, vinculados aún más al metal, este grupo integrado por Eduardo (voz), Eliott (guitarra), Pablo (bajo) y Óscar (batería); se levanta, primero, con la idea de poner sobre escena aspectos propios del arraigo de sus integrantes con un Valparaíso que los vio nacer. Vinculado a una historia de muchos años de amistad y familia.
Y así parte la conversación. Explicando el por qué de su nombre y las ideas que buscan ensalzar en su propuesta: “Cerro Perro es un concepto súper porteño. Es un grito, casi la expresión misma de la rabia acumulada, no sólo que tenemos nosotros, sino que tiene Valparaíso. Es una rabia que viene desde los tiempos de colonización, los saqueos, incendios, sus problemas, y tantas otras cosas. Es una especie de alegato de fondo”, señala su bajista, quien se integró a la banda el 2016.
Remontando y haciendo referencia al Cerro Perdices -lugar desde donde vienen tres de sus integrantes-, es que esta banda hace el contraste, en primera persona, del imaginario que el afuerino tiene del porteñ@, dejando a un lado aquella postal colorida, sus pasajes, escaleras y la bohemia tan característica. Este grupo intenta evidenciar -desde su propuesta musical- lo contrario, un Valparaíso oculto y enterrado que, desde la música, han logrado reflejar.
“Buscamos hacer evidente una propuesta y narrativa distinta, que siga un hilo, casi como un cortometraje. Y no sólo desde la música, sino entendiéndolo como un todo. Al final es eso, tenemos canciones con mensajes, poemas, que se traducen en rabia pura”, señala Eliott, guitarrista de Cerro Perro.
Más allá de la metáfora
Pero traspasando la idea que sólo son meros comunicadores de lo que sucede en su entorno, esto trasciende a la historia de sus integrantes y del grupo, lugar desde donde se empieza a forjar esta idea/concepto de banda. Es con “Trapos” que podemos palpar el traspaso de la realidad al imaginario de este trabajo, donde opera el fuego como elemento central de esta explicación.
Fue el año 2016 que Valparaíso sumaba un nuevo incendio en su historia. Más allá de la frecuencia lamentable de ellos, este accidente marcaba un antes y un después en la música regional. En pleno Barrio Puerto, precisamente en calle Márquez, estaban ubicadas las extintas salas de ensayo de Warhola, como también el mítico Bar La Cantera -espacio que albergó cuánta tocata en Valparaíso-.
Molo, Pavez y los inseguros, Pía Zapata y Mora Lucay eran algunos de los proyectos que tenían parte de sus equipos en ese lugar. Un lugar que, para ese entonces, operaba como centro neurálgico del desarrollo musical de la región. Y allí estaba Cerro Perro, quienes también sufrieron con la pérdida total de su sala de ensayo. “Esta ciudad nos ha dado mucho, pero también nos ha quitado tantas otras cosas. Se quemó nuestra espacio de ensayo, nuestras cosas. Ahora, para nosotros es un elementos superado, pero marca nuestra historia como banda”.
–Entonces el tema del incendio y el fuego, va mucho más allá de la poética e idea del disco. ¿Cómo influenció eso a la banda? ¿Cómo les afectó también?
Eliott: La idea e imagen del disco al final fue algo que vivimos en carne propia. Por eso la portada también está marcada por la presencia del fuego. La vez anterior, nos habían robado nuestros equipos. Claro, sumamos el robo y el incendio, y obvio que tuvimos una pausa obligada. Y bueno, al final, grabar el disco también surge como una forma de dejar una huella, del trabajo que venimos realizando desde el 2014. Este disco es un conjunto de cosas.
Oscar: Fue una condicionante, que se puede ver en el disco, no sólo por lo que vivimos nosotros, sino por todo lo que pasa en esta ciudad. Son experiencias vividas en carne propia. Finalmente, tenemos una relación de amor y odio con Valparaíso, porque es una ciudad que nos ha dado demasiado, que ha marcado el desarrollo de la banda y nuestras vidas.
El camino hacia el LP
Y es por el desarrollo de distintos episodios que la concreción de su primer y único disco ha demorado algunos años, situación que les ha permitido experimentar en la sonoridad de su propuesta, que queda de manifiesto en su largaduración.
–Hay claros elementos de raíz en “Trapos”. Tanto en la sonoridad de este trabajo, como en sus letras. ¿Cómo es el proceso de desarrollo de sus líricas? Allí es evidente la referencia a la tierra, por ejemplo.
Pablo: Eduardo (vocalista) -quien no estuvo en esta entrevista, pues en ese momento estaba de viaje, señalaron- está en mayor parte a cargo de eso. Él siempre dice que lo vincula a la tierra e incluso a elementos indígenas. Por eso nuestras líricas son más bien metafóricas, no literales. Él tiene un rollo con la literatura, pero porque también se ha desarrollado como sociólogo. Al final, mucho del trabajo de las letras es algo que él vincula mucho con la poesía.
Eliott: Se crea la parte instrumental primero. Esa es nuestra base. Sobre eso, se crea la letra, donde Eduardo es el que más aporta, pero todo se arma desde el imaginario musical que tenemos. Al final es un proceso que va saliendo de varias etapas.
Oscar: Al final, la forma de composición de nuestras canciones, ha sido un proceso evolutivo. Teníamos una banda entre Eliott y yo, y creo que eso nos dio las bases. Finalmente, cada una de las creaciones forma parte de los procesos que hemos vivido.
Esta exploración y experimentación sonora, que tiene puestas sus bases en el metal, ha ido virando hacia una composición con tintes folclóricos, con lo que han buscado diferenciarse y sumar a este trabajo otras texturas. Su disco, conformado por 9 canciones, incluyen sonidos del trompe, bongó, ocarina y pandero, dotando aún más de identidad latinoamericana la propuesta de Cerro Perro. “Quisimos agregar esos elementos, pero dándole un tinte oscuro igual. Fue una forma de descubrirnos a nosotros, y nuestro sonido. Empezamos con algo mucho más pesado, pero porque también veníamos de una banda de metal. Hemos tratado de descubrir nuestro propio camino“, sostiene Eliott.
Ahora, tras haber publicado el disco, les espera lo que será el lanzamiento en vivo de este trabajo. Y allí están puestos los ojos, ya que ahora no se encuentran en un proceso creativo activo, sino pensando en la idea de seguir fomentando y dando a conocer “Trapos”. Y finalizan la conversación señalando que “el lanzamiento va a abrir una etapa con este trabajo. Quizás desde ahí, vamos a definir el trabajo que como banda vamos a seguir realizando”.
De esta manera, esta etapa de producción del primer disco, finaliza con la presentación en vivo que realizarán el 24 de octubre, a las 18.00 horas, en la Sala Rubén Dario. Todo ello como parte del ciclo de presentaciones Toma Directa, espacio de difusión de la música nacional de la Radio Valentín Letelier (RVL).