Entrevista a Experimentos Rurales: Vanguardia desde el Valle del Aconcagua

Desde el interior, han levantado este proyecto que se construye desde la colaboración de sus integrantes, y con la música como base y eje movilizador de su trabajo. En Niña Provincia quisimos conocer más de este colectivo discográfico que tiene sus cimientos en San Felipe.

Por Tania López Gallardo

Desde el medio, resulta un tanto recurrente encontrarles en nuestros contenidos. Es que si de proyectos de la Quinta Cordillera se trata, nombres como Dhármico, VerdeArrebol y Frits & Highest Band, ya forman parte del imaginario musical de este territorio. Sonidos vanguardistas que tienen a la experimentación y psicodelia en frente, como bastión de la marca de este proyecto colaborativo.

Rodrigo Contreras y Pablo Barra son músicos e integrantes de lo que ellos mismos reconocen se conforma como un sello-colectivo. Y así parten conversando con nosotras, dejando de manifiesto que el ser músico es la base y prioridad en este camino bautizado como Experimentos Rurales, donde la difusión y distribución digital son el eje del trabajo que han comenzado a levantar.

Ambos integrantes transitan y se reparten las labores con el resto de colaboradores, de manera equilibrada. Y si bien señalan que no existen roles y etiquetas para su trabajo, Contreras toma en parte la dirección, guía y orden del sello, mientras que Barra la producción y técnica que hay detrás de su catálogo y eventos asociados a su marca.

Y así parten la conversación, dejando en claro en reiteradas oportunidades que son “(…) una especie de cooperativa, para quien quisiera trabajar y ayudar. Y con ese enfoque, nos distanciamos de lo que conocemos como un sello como tal, porque todo lo que hemos hecho ha sido levantado por los mismos músicos. Es decir, el sello está por debajo de los músicos”, enfatizan.

La construcción de esta comunidad gestora/discográfica se levanta el 2016, con objetivos y metas que responden a la necesidad organizativa de poner en circulación este nuevo escenario musical con carácter experimental. Es que si de hablar de elementos distintivos que aúnan en su catálogo, uno de ellos es lo innovador de sus propuestas, siempre con evidentes tintes psicodélicos y apuestas vanguardistas en cada uno de sus nombres.

– En lo concreto, ¿cuándo y desde dónde surge la motivación para conformar este proyecto colectivo?

Pablo: Tuvimos un sello antes, bueno, el Rorro lo tuvo, que se llamaba Aconcagua Arte.

Rodrigo: Era una PJ cultural, que nació porque la municipalidad le estaba dando color con pedirle amplificación y esas cosas. Algo súper entendible, si no le van a pasar a cualquiera los equipos. Entonces, como estábamos armando tocatas y eventos, hicimos una personalidad jurídica para oficializar eso. De ahí empezó el rollo de que había una buena movida musical en el Valle…y nueva, donde surgieron Droste, Dhármico, Urlo y Coronel. Bandas que nacieron como en la misma época.

– ¿En qué año fue eso?

P: 2015 o 2016
R: No, Pablo, fue mucho antes.
P: Lo que pasa es que el 2016, nosotros sacamos el disco de Droste. Y al mismo tiempo, como éramos parte de un sello que se llamaba Manjar Record, nos empezó a picar el bichito de hacer un sello. Sobre lo que te dice el Rodrigo, de esa escena que había antes, fue como el 2013 o 2015.

Y así como nos comentan que Experimentos Rurales está conformado por músicos que sustentan el sello, se da también porque son ellos quienes participan de alguno de los grupos mencionados. Ambos entrevistados son parte de la banda de rock psicodélico y experimental Droste, mientras que Rodrigo también es guitarrista del grupo Dhármico. Es decir, el carácter gestor también responde a las necesidades que comienzan a identificar desde su rol creativo.

Escena y comunidad musical

– Quizás, más allá del hecho práctico sobre el préstamo de amplificación. ¿Cuándo creen que empiezan a encaminar el trabajo por una vía más profesionalizante? Es decir, ¿cuándo se entienden e identifican como sello/colectivo?

R: Fue el devenir de las cosas. De esa misma escena que surgió, de esas cuatro bandas y otras varias de Los Andes y San Felipe, se suma otro antecedente, con el surgimiento de bandas como Pasto o Dënver, que eran las bandas que habían salido de San Felipe. Pero en lo concreto, este punto de inflección sería la organización de una tocata, en la que decidimos ponerle Experimentos Rurales, donde tocamos tres de las cuatro bandas.

P: ¿Fue la Feria Rural? ¿o no?
R: No, fue mucho antes. Una que se llamaba Experimentos Rurales, el 2016.
P: Una que hicimos en el Alfonsi (bar), ¿no?
R: Sí, sí, esa misma.
P: Tengo pegado en la pieza un afiche de una tocata que hicimos.
R: Esa tocata tenía unos cerros en el afiche. Al final después hicimos una Feria Rural, la primera edición, que fue como el 2016, que fue como el lanzamiento del sello.

Desde la organización de eventos, a partir de la sinergia entre esta incipiente escena musical, resultó ser el elemento movilizador de actividades artísticas en la zona. Así comenzó un proceso en el que comenzaron a poner en circulación sus propuestas creativas, para también levantar el escenario propicio para continuar alimentando los vínculos musicales, ya no sólo en el Valle del Aconcagua, sino también con proyectos fuera de ese territorio.

Y así continúan el relato: “La función que teníamos acá en San felipe, era la de organizar tocatas, por ejemplo, trajimos a Asamblea Internacional del Fuego, ayudamos al Carlos (Lértora) y al Daniel (Pereira) (ambos son parte del programa radial Autómata), que trajeron a Familea Miranda, y nosotros también como que co-produjimos este evento”, indica Pablo Barra. A ello, además, se suma la realización de compilados, que involucran a bandas de fuera del Valle, como también de sellos latinoamericanos. Desde entonces, comienzan a encauzar y generar redes de colaboración a través de este proyecto colectivo.

Si bien la catalogalización de “escena” responde a lo que sucede en un espacio determinado en torno a las diversas prácticas musicales en común; las “comunidades” se diferencian y orientan al tener un idioma musical similar localizado en el tiempo y en el espacio*. En este caso, pareciera ser que la escena sea poseedora de una cultura específica, donde la vanguardia sonora e inspiración en el contexto territorial son esenciales.

Construcción identitaria desde el sonido

El nombre de este proyecto remite a la inspiración del mismo. Un trabajo que surge desde el esfuerzo y motivación colectiva, con énfasis territorial, que se hace evidente al poner en valor el patrimonio rural. En lo concreto, hoy hacen hincapié en que su proyecto no lo integran bandas que han gestado su carrera desde sectores metropolitanos, de capitales regionales, por ejemplo.

Desde allí se posicionan, aunando las dos palabras de su proyecto en los objetivos trazados. “Si hay algo que es autóctono de estas bandas, es lo rural. De vivir en un lugar sin tanta contaminación, donde no hay mucho tráfico, donde no hay edificios, donde uno sale a la calle y ve el cerro directamente de frente y ya ‘estai’ como en el campo, prácticamente. Creo que eso es algo que tienen todos los músicos que están en el sello, por la parte chilena. Aquí es importante la valoración de la naturaleza. Eso, por mi parte, afecta considerablemente, el reto musical”.

– Si tuviesen que catalogar el sonido que emerge desde el Valle del Aconcagua, ¿cómo lo resumirían? Según lo que han visto y escuchado, ¿cómo creen permea el contexto territorial en la música de la zona?

P: Acá en San Felipe no hay bandas tributo, todos hacen música original. Esa búsqueda es algo propio de la escena de San Felipe, y es algo que ha perdurado en el tiempo. Los antecedentes que mencionaba Rodrigo antes, de que empezó a ver una escena más prolífica de bandas, también fue potenciada por ciertos locales que habían acá. Pese a que algunos fueron muriendo, la necesidad de seguir creando música original quedó. De partida, la originalidad es fundamental.

R: Va por el lado medio emocional y sentimental de lo que para nosotros es el Valle. Pensemos sólo en la calma que hay acá, y la libertad creativa.

– Al final, según lo que dicen, el imaginario e inspiración desde donde se compone es súper primitivo, natural, pagano. ¿Cómo lo ven reflejado en las líricas?

R: La naturaleza y esas cosas, son la base más musical y melódica, pero acá también hay varios conflictos y es nuestra responsabilidad como músicos de rock contestar ante eso. El disco de Dhármico quizás sea un buen ejemplo de ello, de una década de protestas y de reclamos, ¿cachai? No conozco muy bien las líricas de las demás bandas, porque Droste y Urlo son instrumental. Coronel y VerdeArrebol tienen una volá similar.

P: Hay muchas canciones que surgen acá donde se habla del Valle. Yo me acuerdo cuando chico al menos de siempre estar mirando pa’ Santiago y Valparaíso, pero en estos últimos diez años, por lo menos, he visto cómo la gente empieza a amar el lugar en donde vive, con un sentido de pertenencia súper fuerte. Te puedo decir que en todas las bandas que existen en esta zona, la palabra Valle está metida en más de alguna canción.

En la actualidad, su catálogo ostenta la participación de grupos nacionales -que ellos catalogan como rurales- como Dhármico, Droste, Urlo, Coronel, VerdeArrebol, El Eco de las Ánimas y Frits & Highest Band, para ya acrecentar su trabajo con la incorporación de bandas latinoamericanas como Nautilus, Ensamble Peripecia, Odradek, Niño Koi y Orquidea.

Así, durante este 2020, el colectivo discográfico ya prepara nuevo material, para potenciar desde la vereda de la difusión y distribución digital, a nuevos proyectos que se integran a su trabajo colaborativo. En carpeta, ya trabajan en el lanzamiento del EP de la banda de Los Andes, Frits & Highest Band, el relanzamiento de material de Droste, la incorporación de Cabeza de Niña para octubre, Un Lunes en Marte entre las propuestas sonoras nuevas, y la preparación de un nuevo compilado de corte iberoamericano, con voces femeninas al mando.

Conoce más de Experimentos Rurales a través de sus redes sociales: Facebook e Instagram.