Entre Bass y Bless: Casablanca tiene algo que cantarnos
Las líricas y beats se toman los relatos musicales de nuestra exploración por los sonidos más emergentes del valle casablanquino.
Así fue como llegamos a las historias de PelaoBless y BocheBass, músicos localinos que trabajan por llevar su carrera al siguiente nivel.
Hay algo más que viñedos y la vendimia que rodea a Casablanca. Tramas emergentes, subterráneas y territoriales han dado vida a una generación musical joven y proactiva, de sonidos foráneos, líricas, mezclas y pistas autoproducidas. Lo que escuchábamos era parte del boca a oreja en el que circundamos, pero no, nunca habíamos indagado más allá de lo que estaba aconteciendo allí, ni tampoco habíamos dado con referencias directas.
Con esta premisa, nuestra averiguación remota nos dio cuenta de algo rápidamente: conocer los actuales sonidos del valle –de ese valle–, implica vivir allá, referir al amigo, amiga o amigue que viste en la tocata o rastrear tus contactos en redes sociales. De esta manera, agradecemos la colaboración de nuestra amiga, residente y representante casablanquina, Javiera Donoso (a.k.a @elqseteocurra), quien nos guiara con un tremendo panorama de nombres, lo que está pasando allá.
Empezamos por dos: PelaoBless y BocheBass. El espacio y la investigación que amerita el artículo nos permite desarrollarles mejor, y con esta entrega, abrir el espacio para conocer más de su entorno. Y sí, también abrir nuestra plataforma para nuestras pautas rutinarias.
“En verdad, cuando tenía listo el nombre, no pensé en el mito del “club de los 27”, de hecho mi cerebro hizo esa relación cuando estaba ensayando con una banda acá en Casablanca (risas), antes ni lo había pensado”, nos cuenta de entrada PelaoBless. Hace dos semanas, el MC local lanzó en el streaming –YouTube– su segundo disco, Antes de los 27, y nuestra pregunta, respecto al título, fue de cabeza.
En realidad, la idea del disco era poner su nombre en el mapa musical: “Sabía que quería hablar del trabajo que estaba llevando a cabo, del progreso que mostraría este proyecto y de lo ‘en seriop’ que estaba tomando la música. Entonces, para ponerme una meta me dije ‘ya ctmre, antes de los 27 años tengo que lograr todo lo que me quiero proponer músical y personalmente’. Por lo tanto, nació desde una auto presión que me impuse, puesto que cuando inicié el proyecto aún tenía 21, y fue cómo ‘tengo 6 años pa’ hacerla, así que demás que la logro’”.
BocheBass lanzó su nuevo single, «Solo paz», en enero. Esto, exactamente un año después de que su disco debut, Virus, viera la luz. También compone rap y se autoproduce. “Es un tema que trabaje bastante tiempo desde el beat a la mezcla y masterización en mi home studio, ya que soy un ser bastante exigente al realizar algo agradable. Recuerdo haberme quedado hasta las 5 am creando el beat y agregando sonidos. Al siguiente día, analizaba el beat –si es que faltaba algo más– y después comenzaba con la letra. Todo tomó su tiempo, con mucha disciplina, perseverancia, cariño y energía, incluso comiendo sano o tomando sus tiempos para descansar, y también tomar un poco de aire para retomar con nuevas ideas”, relata a Niña Provincia sobre su reciente sencillo.
Contingencia anticipada
Cada quien en su universo creativo, y aunque no se relacionen directamente, hay algo más allá del territorio y el rap, que une a PelaoBless y BocheBass: el factor de lectura del entorno. Ambos con carreras surgidas a mediados de la anterior década, les tocó crecer en un contexto social de necesidades y sacrificio, producto de un sistema deficiente y que no estuvo propiamente adecuado.
Ítalo Aparicio tiene 22 años, es estudiante de Trabajo Social en la PUCV, su disciplina con el rap comenzó como un hobby en 2014 y en 2017 se decide formalizar como músico, asistiendo a tocatas y componiendo. Su primer disco, Nada más que la pulenta lo vendió físicamente en los eventos que era invitado –y que no necesariamente eran de rap–. “Yo creo que ahí inicia ‘formalmente’ mi carrera, y en ese sentido me inspira la necesidad de utilizar el rap como herramienta de comunicación y de cambio político-social. Además, estudiando Trabajo Social, todas las desigualdades antes vividas comenzaban a tener sentido, entonces fue eso en un principio. Después las motivaciones van cambiando conforme a distintos procesos personales”, explica.
Nada más que la pulenta se publicó en 2018 con 16 tracks. El rap, a diferencia de su actual producción, responde al estándar más puro: sus letras resultan una lectura insistente de la realidad socio-política que terminó de reventar con la revuelta de 2019. Discursos de desigualdad, represión, protesta y rabia contra la clase política – e incluso, samples de Piñera hablando en contra de la marihuana–, resultan una constante de sus líricas. Un panorama que representa en gran parte al discurso cultural y creativo que sus pares han perpetuado en el género –históricamente–, y que él quiso dejar en evidencia como manifiesto de su vida. “Es una lectura inspirada por una infancia y juventud marcada por la pobreza y otras dificultades socioeconómicas que comencé a develar de formas más completa e integral en la universidad”, comenta Ítalo.
Y relata: “Justo en el 2019 conocí a mi compa Lechu –rapero y emprendedor de Valparaíso–, y quien me contactó porque justamente le gustaba mucho ese disco y apreciaba mi música y el mensaje que llevaba. Con él conectamos para una canción y un proyecto en dúo que aún continua. Estuvimos cantando harto durante el 2019 en diferentes eventos y cuando fue la revuelta, uf, la gente sentía como suyas las letras que rapeábamos. Recuerdo que en el festival “Cerros en Resistencia” la canción “Puño alzado” –con la cual cierro el disco– fue coreada de una manera que no había vivido antes, justo un mes después de iniciado el estallido. Y fue genial el recibimiento de la gente”.
Para Sebastián Marchant (24), ingeniero en sonido de profesión, la aventura también comenzó en su adolescencia, hace una década. Un amigo suyo hacía beats, le llamó la atención y tiempo después terminó grabando su primer tema “Por qué” (2014). Se rodeó de gente del ambiente y hasta intentó bailar breakdance, pero se dio cuenta que los beats y rapear era lo suyo. Estuvo en pausa 4 años. “Luego conocí mi carrera, comencé a estudiar –cosa que pensaba que no debía hacer o no era bueno– y volví a conocer gente que andaba en las mismas que yo, amante de la música y buena para el freestyle. Un día, un amigo, me dijo que debía sacar algún tema con la buena voz que tenía, entonces apareció el tema que me ánimo a seguir en todo esto, titulado “Hasta volvernos a encontrar” (2018). De ahí en adelante no he dejado de sacar música ni de pensar en qué puedo hacer para crecer como persona y artista”, cuenta.
A la fecha, BocheBass, característico de una voz gruesa y rasgada, ha publicado 13 sencillos y un disco, o más bien, una producción premonitoria… por accidente: Virus. Lanzado a principios del año pasado, y trabajado antes del Coronavirus, su título resuena a contingencia, pero en realidad, se trató de un trabajo de introspección y de situaciones mundanas e incluso existenciales, que Sebastián venía dándole vueltas.
“La verdad nunca creí que iba a suceder una pandemia. El título se reflejó más por lo mal que actuamos con otras personas, con nosotros mismos, la manera de pensar y cómo tratamos a los animales. Al finalizar el disco y después de unas semanas, llegó la pandemia y fue un asombro o coincidencia. Las personas que lo escucharon y vieron el nombre, siempre me decían que estaba de alguna manera advirtiendo lo que iba a suceder. Es extraño. Con el tiempo, esto me motivo mucho a reflexionar sobre lo sucedido, como el efecto que provocó un simple nombre para un simple disco, y de igual manera, me ayudó a comenzar un álbum que sigo trabajando”, argumenta su creador.
El canto del valle
Si de clásicas alusiones musicales se trata, el valle de la provincia de Valparaíso resuena en el podio del folclor, cortesía de la familia Madariaga, quienes entre abuelos, hijos y nietos, han cumplido con el destino de su linaje y que ha hecho del canto a lo humano y lo divino, un legado para la música popular.
Muy por el contrario, lo que sucede en el entorno de PelaoBless y BocheBass gira en torno a los beats y las líricas de acuerdo al pulso del territorio y referencias propias, importadas de exponentes mundiales y de la cultura pop, incluso. PelaoBless concentra sus exponentes en nombres de la escena del rap chileno del 2012-2014 así como en sonidos anglos, con Brockhampton, J. Cole, Mac Miller, Chance The Rapper o Kendrick Lamar. BocheBass recurre a clásicos contemporáneos, tales como Wu Tang Clan, Dr. Dre, Lord Finese y Mobb Deep.
En sus procesos de trabajo, la autoproducción con la ayuda de softwares, se suma a la colaboración de productores nacionales y locales de la escena, quienes venden e intercambian pistas, así como a gestores entusiastas quienes –en tiempos pre pandémicos– se encargaban de organizar tocatas, ferias y encuentros musicales para dar a conocer sus proyectos y vender su música.
Sobre la idea de “escena” del rap y hip-hop, hay miradas que se complementan. “En sus inicios al menos, estuvo –o está– muy marcado por un factor generacional, donde los más ‘old school’ o jurásicos son más estrictos en lo que respecta al rap, ya sean sus temáticas o beats. Entonces, se demarca mucho esa identidad cultural de que el rap es boombap y nada más que eso. Sin embargo, en los últimos años están surgiendo artistas que buscan experimentar en instrumentales, líricas o temáticas, y justamente es en los más jóvenes donde se denota ese cambio”, expone PelaoBless.
Desde la mirada de BocheBass, en tanto, funciona como una plataforma portavoz para problemáticas coyunturales en el contexto: “Este tipo de género siempre se ha caracterizado por decir las cosas tal y cual es, lo cual a muchas personas no les agrada. De la misma forma, este tipo de música siempre ha sido la catapulta para derribar ciertos estándares políticos y liberarse de un mundo tan atrapado. Al igual que la vestimenta, muy diferente, tampoco es bien vista –a causa de pandillas y el provenir del underground–, por lo que (el rap) no suele ser tan aceptado o llamativo para algunas personas. De esta manera, se perjudica a los beats –de este género–, aunque también puede ser porque nadie conoce bien de que se trata realmente”.
Con este estado de las cosas, ambos músicos se concentran cada quien en próximos proyectos musicales. “Me mantengo constantemente escribiendo y estoy en la búsqueda de un flow que no se asocie necesariamente a lo noventero, sino que más cercano a lo que hace Kendrick Lamar, Brockhampton o J. Cole, por ejemplo”, finaliza Ítalo, quien además está uniendo fuerzas con compañeros de su comuna para un proyecto colectivo; en tanto Sebastián se encuentra concentrado en su próximo álbum. “Quiero participar con otros artistas de la región u otros lugares, e ir variando con mi estilo musical, y así crecer un poco más como artista. Mi propósito es llegar lejos como ingeniero en sonido, artista musical y persona. También me encantaría ayudar a las demás personas con mi música para que puedan sentirse mejor y poder encontrarse en algún momento”, concluye.