El escenario que proyecta la cartelera musical de la región de Valparaíso entre crisis
Durante las últimas semanas, la tónica de cancelación de conciertos, tocatas, festivales y todo tipo de actividades masivas se ha vuelto algo permanente, con la finalidad de evitar la propagación del COVID-19.
Y si bien sabemos que este brote viral afecta a gran parte de la población en el mundo, desde Niña Provincia quisimos ahondar en las complejidades presentes desde el rubro de la producción y gestión de eventos musicales, junto al relato de diversos actores de la escena local.
Antes del primer caso de COVID-19 en nuestro país, el plató de la primera quincena de marzo parecía idílico y, por decir lo menos, esperanzador para una cartelera musical que venía accidentada posterior a octubre. “De Boliche en Boliche”, el ciclo de tocatas veraniegas que organizó IMUVA, con el fin de impulsar la actividad musical en la región tras los primeros meses de revuelta social, hacía su balance: 1600 espectadores se reunieron en torno a las 23 fechas programadas y que vio moverse a altos nombres de la escena local, en un radio de Villa Alemana a San Antonio.
Esta semana, en cambio, el efecto dominó de la pandemia fue instantáneo para el rubro. Auto-convocados por la contingencia en Estado de Catástrofe, las recomendaciones del Colegio Médico y mirando el siniestro caso europeo, la totalidad de productoras y recintos de espectáculos en vivo en la región dieron de baja sus próximas fechas. De lleno en el plano nacional, la Unión Nacional de Artistas (UNA) declaraba al mundo de la cultura “en quiebra”, exigiendo al Ministerio de las Culturas y las Artes tomar medidas, así como el adelanto de la devolución de impuestos.
Lo anterior, mientras diversas agrupaciones de trabajadores de la música, colmaban sus plataformas en redes sociales con iniciativas tales como video-conciertos, chats, workshops a la distancia y un listado de consejos genéricos, para pasar una “cuarentena” –o idea de auto-aislamiento– creativa y proactiva.
Hasta nuevo aviso
En la región de Valparaíso, el catastro de la cartelera musical hasta mayo cuenta un centenar de shows musicales en vivo, entre tocatas, conciertos, shows tributos y festivales. Gran parte de los recintos y productoras responsables ya han comunicado la suspensión y reprogramación de éstos, reconociendo la fuerza mayor de lo que significa una pandemia; incluso en un actual estado de incertidumbre, lo primordial es generar compromiso con la prevención y los autocuidados sanitarios, antes que cualquier medida laboral.
Desde el más amplio contexto, la preocupación de la Asociación Gremial de la industria de la música de la región de Valparaíso (IMUVA), ha estado en fortalecer sus redes locales y fuera del territorio regional, para activar un plan estratégico general. De esta manera, lo plantea Matías Mancisidor, presidente de la organización, a Niña Provincia: “Estamos permanentemente en contacto con los socios de IMUVA, pero también con otros gremios relacionados a la industria musical como IMI Chile y Mustach (ver link de catastro abajo), y estamos estudiando la posibilidad de desarrollar planes de ayuda al sector musical de la región en conjunto con otras entidades pero no podemos adelantar mucho. En lo inmediato, estamos haciendo un llamado a la responsabilidad y el autocuidado y para ello estamos redactando un comunicado realizado por un médico pensando específicamente en la actividad musical”.
Lo que refiere a casos particulares, Trotamundos Terraza de Quilpué, emitió un comunicado el 16 de marzo a través de sus redes, con la suspensión de actividades “hasta nuevo aviso”. El recinto de espectáculos tenía en su cartelera 13 conciertos musicales agendados, de los cuales 8 están a cargo de su exclusiva producción, entre estos, Saiko, Chinoy y Churupaca. “Nos hemos visto afectados totalmente en nuestra rutina. Nosotros programamos los shows con anticipación para tener tiempo de difusión por cada evento. Ahora se nos vino el COVID-19 y nos vimos en la necesidad de cerrar nuestras puertas. Pero hay que aportar de alguna forma”, cuenta Michel Feliu, de Trotamundos, a Niña Provincia.
Otro caso de envergadura es lo que sucede en Teatro Mauri, que desde el martes suspendieron todas las actividades de marzo, en los tres recintos SCD del país (Bellavista, Egaña y Teatro Mauri). La cartelera de este espacio en la región contempla 17 shows musicales hasta abril, siendo una de las más abundantes en la zona, con una lista que incluye a Carmen Prieto junto a Andrea Seguel, Cevladé y Frank’s White Canvas. “Es una medida difícil de tomar, pero entendemos que nos encontramos en una situación extraordinaria (una emergencia sanitaria global), que debemos superar con el compromiso y la voluntad de todas y todos, y en la que debemos actuar con responsabilidad ante nuestro público y trabajadores”, relata Hilda Pabst, jefa de sala del espacio porteño, a nuestra web.
Asimismo, lo que acontece en Los Andes no difiere en lo absoluto, aunque entre sus productores, ha habido anticipación a la reprogramación de sus quehaceres. Así es el caso del Peña Sónica Festival, que si bien en un comienzo se hubiese realizado el 4 de abril, ahora se postergó hasta el 7 de noviembre –con próximo anuncio de devoluciones para sus asistentes–. Sus invitados, Ases Falsos, Reptilian Beats, Dhármico y Frits & The Highest Band confirmaron su presencia en esta próxima fecha, sumando al nuevo cartel a Ángelo Pierattini y Verde Arrebol.
Cristián Larson, director del evento, sabía que la postergación era un caso inminente –ante cualquier situación de emergencia mayor–, por lo cual su equipo reaccionó sin dificultades, así lo comenta a Niña Provincia: “Ha sido un impacto importante al trabajo de producción, que en nuestro caso comenzamos con cuatro meses de anticipación al evento. Sin embargo, siempre hemos estado conscientes como organización sobre el impacto de agentes externos a nuestro trabajo y la posibilidad cierta de tener que hacer modificaciones a nuestro planes. En este caso es una reprogramación obligada del evento que implica la gestión y acuerdos con todos los actores (colaboradores, bandas, público y servicios) para mantener lo mismo que pretendíamos hacer en abril. Esto último lo logramos con gran voluntad de todos”.
Casos como los anteriores, suman y siguen con comunicados similares a los que han emitido las producciones de WoMu en Quillota; de la Dirección de Cultura de Valparaíso, a cargo de Valparatango; de Escuelas de Rock, responsable del ciclo Barrio de Boleros en la misma ciudad Puerto, y del Centro Cultural San Antonio, transformado en una vitrina amigable para su escena y que anunciaron la suspensión de actividades de marzo.
De la revuelta a la pandemia
Y si bien hoy la crisis sanitaria no distingue más territorios, ésta suma más dificultad a un rubro que se ha visto deteriorado. Anteriormente –desde octubre–, la situación país había significado un espacio para la protesta, la colaboratividad y estallido creativo. Por motivos de seguridad y empatía con el movimiento, l@s trabajadores de la música, agrupados en músic@s, técnicos, productoras, colaboradores del medio y una diversidad de recintos para espectáculos musicales, tanto masivos como reducidos en el territorio, se vieron en la obligación de reprogramar, cancelar y adherir, de una u otra postura, al contexto.
El regreso fue progresivo y necesario, especialmente para est@s mism@s trabajadores, que veían en la producción en vivo, su fuente de ingresos. La causa mayor, finalmente, consensuó con el rubro el regreso a una actividad ampliamente resguardada y politizada entre discursos. Sino, es cosa de rebobinar a los días más intensos del Festival de Viña a fines de febrero, que se transformó en una vitrina de propaganda y contestación desde todas las partes.
Matías Mancisidor, presidente de IMUVA, realiza una retrospectiva de estos meses: “Desde octubre hasta ahora tenemos varios proyectos adjudicados que no hemos podido ejecutar. Afortunadamente, la relación con las contrapartes ha sido súper buena. Con ‘De Boliche en Boliche’ creemos que logramos captar la atención de muchas personas y esperamos que eso no se pierda, las bandas y solistas quedaron súper motivados y están todos listos para salir de nuevo al ruedo. En momentos como estos hay que estar unidos y creemos que así ha sido, algo bueno va a salir de esto”.
Para Michel Feliu de Trotamundos, esta temporada significó pasar del miedo a la reactivación de su rutina “con diversos show gratuitos, promociones y en conjunto con los artistas, empezamos a promover lo que hacemos mejor ‘música en vivo’. El público apañó y nos levantamos. De igual forma, pasamos meses difíciles y seguimos en eso, pero ahora con esta nueva etapa de cierre por el COVID-19. A cuidarse y reinventarse desde casa”, y agrega: “Ahora se nos viene súper difícil, ya que no sabemos cuánto tiempo durará el estar cerrados. El futuro se traduce en incertidumbre, nos han llamado varios representantes de artistas dándonos fuerza y apoyo”.
“El sector musical se vio profundamente afectado con todo lo ocurrido en octubre pasado, y este nuevo contexto sin duda es una nueva situación compleja que amerita un análisis para la búsqueda de soluciones. Como SCD, hemos estado apoyando activamente a los músicos desde el 18 de octubre, y seguimos en permanente revisión de nuevas medidas que se puedan tomar en esa línea. Junto con ello, invitamos a que las autoridades busquen soluciones específicas para el sector, y creemos importante la colaboratividad en estos contextos”, incorpora Hilda Pabst.
Es sobre lo mismo, que hoy las alternativas de trabajo se piensan hacia la pantalla, articulando ideas en bloque, pero desde la rutina doméstica –y muchas veces solitaria– del aislamiento, en medio de todo lo que significa la fatídica realidad de un virus amenazante. Paradójicamente, la brecha digital permite a las escenas converger en un universo global de carteleras simultáneas, a bajo costo de producción y con una conectividad sospechosamente eficiente, pero siempre lejos de ofrecer las expectativas de una experiencia in-situ. Una mayor prueba de productividad, ingenio y organización para el testeo de industrias y para este rubro, de su profesionalización al nivel de la red.
“Esperamos que vuelvan lo antes posible, ya que la cadena de valor es enorme, no solo los músicos, sino que también los locales, los sonidistas, los técnicos, los sellos discográficos, la prensa especializada como Niña Provincia, etc, son un montón de personas. Por el momento no nos ponemos a pensar en que esto será algo permanente, sino que pasajero. Sin embargo, creemos que la tecnología cobrará un rol de alta relevancia y que la distribución de contenidos por internet será un foco del sector en general”, concluye el representante de IMUVA.
¡Pasa el dato! Si eres trabajador@ de la música, te invitamos a responder el catastro nacional, a cargo del Observatorio Digital de la Música, con el objetivo de evidenciar la situación general del rubro en el plano de la revuelta social y actual pandemia.
Además, Mustach, está realizando un “Catastro de servicios y plataformas digitales para la música (Chile)”, el cual pueden responder en este link.