Daniel Bahamondes: «Debemos proteger los espacios para la conservación del patrimonio, y no me refiero a edificios, sino a la gente»

En la antesala de su show con La Rata Blusera, mañana en el Teatro Municipal de Valparaíso, el armonicista porteño conversó con Niña Provincia sobre la vida en la ciudad Puerto, los desafíos del rubro y sus esperanzas.

En formato banda y presentando la totalidad de su reciente disco, Amor Presto (2021), Daniel Bahamondes se subirá mañana, jueves 7 de abril, al escenario del Teatro Municipal de Valparaíso, donde abrirá el show de La Rata Blusera.

El armonicista porteño –aunque penquista de nacimiento– se prepara con un show que ya ha venido presentado en la ciudad y por el país. Así fue lo que nos comentó a Niña Provincia: «Suelo presentarme como un cantautor que no canta, que reemplazó la voz por el sonido de la armónica para hacer su relato, y la experiencia en el público que me comenta luego de escuchar la música es eso, un viaje con historias y sentimientos que se dicen sin palabras. Eso, para muchos, es completamente nuevo porque no están acostumbrados ni a conciertos de jazz o de música clásica que es donde mayormente podemos apreciar la música instrumental».

Y añade: «Tendremos un concierto muy especial, llevamos trabajando un tiempo y presentaremos buena parte del disco en formato banda, con Felipe Perez en guitarra eléctrica, Monín en la batería y Jorge Acuña en bajo, todos maestros y grandes referentes de la escena nacional, con quienes llevo tocando muchos años en diferentes instancias. Hay confianza y respeto que se transmite en la música y en el escenario, al momento de tocar. Debo decir que los temas suenan increíble y viviremos una experiencia muy intensa abriendo el show de nuestros amigos de Valdivia», cuenta.

Las entradas para el evento están a la venta de manera online, bajo sistema Welcu y con valores que rondan entre los 4 mil y 10 mil pesos.

Un lenguaje nativo

Daniel Bahamondes es un acérrimo habitante creador de Valparaíso. Sus vibratos resultan ilustraciones al aire de un tránsito cuesta arriba y caminando cerro abajo; en el descanso de las escaleras; en el andar de un trole; desde el podio de la cantina; sintiendo la brisa fresca en altamar.

Es el sentir de aquella estética cotidiana, y la sensibilidad de sus composiciones, que lo han consolidado con su armónica a cuestas en el bolsillo. 19 años de aquella decisión que lo hizo integrar el Club de Armónicas de Valparaíso (CAV), donde fue aprendiz de José Infante EstayRamón Rubio EspinozaOctavio Giadrosich, y Óscar Aguilar, históricos del rubro y para Daniel, fuente de perpetua inspiración. Ha sido este mismo camino que lo ha especializado como investigador y gestor del instrumento, para rondar entre Chile y Ecuador.

Y si de producciones se trata, Amor Presto se suma a Mashikuna (2013) y Mewlen (2015), producciones que le han permitido plasmar sus pretensiones más personales en torno a la composición con el instrumento.

A propósito de lo mismo, es mandatorio decir que está preparando su cuarto disco en etapa de pre-producción, y también está grabando junto a los capitalinos de Priapo. Esto, a la vez que  mantiene sus presentaciones domingueras en la Isla de la Fantasía, así como sus colaboraciones con Julio Piña, Mauricio Redolés y en formato solista. 

Amor Presto tiene un acercamiento al blues y al rock, inspirado en las vivencias de Valparaíso. ¿Cómo se articula esta mirada inspiradora e romántica de la ciudad con lo que actualmente se aprecia de ésta en el cotidiano, para crear relatos musicales? Esto último, refiriéndonos a los actuales peligros que rondan a la vida nocturna y su bohemia.

– El blues y el rock son mi lenguaje nativo con la armónica, y las nueve composiciones que conforman este trabajo tienen mucho de ello, sin llegar a ser un disco purista del estilo, pero es una manera natural de relatar la música que nació de mis vivencias en Valparaíso entre 2014 y principios de la pandemia en 2020. De hecho, el último tema que cierra el disco es una clara señal del estallido social. Sin dudas, este álbum sería muy diferente en el escenario actual de nuestra ciudad, lo que creo que merece una atención especial, pues requiere cuidado y proyección para cuidar nuestra bohemia: es en las tertulias, en el ocio, en los encuentros donde florecen las ideas, las colaboraciones, el enriquecimiento intelectual de los artistas y creadores. Si queremos una Ciudad Musical, debemos proteger los espacios para la creación y la conservación del patrimonio cultural, y no me refiero a edificios, sino a la gente, los cultores, los estudiantes.

– Tu eres una cara muy visible de los instrumentistas/armonicistas en Valparaíso. ¿Con qué salud vislumbras tu rubro en este territorio?

– Tengo un discurso bien crítico hacia las «autoridades culturales» en general. Llevo casi 20 años tocando en Valparaíso y he visto muchos cambios y muchas cosas que siguen igual. Espero que se logren concretar muchas ideas y proyectos de gente que trabaja para levantar los diferentes oficios de las artes. Lo necesitamos y se lo debemos a la ciudad y a las nuevas generaciones que tratan de encontrar ese romanticismo inspirador.

Como instrumentista, generalmente veo que no tenemos mucho espacio si no es acompañando a un cantante o banda, y durante la pandemia eso se incrementó, esto, a pesar de la autogestión y el colaborismo. Pero soy muy optimista respecto al futuro, y veo señales de que estos años difíciles para las y los trabajadores de la música, están también cambiando la manera de ver el cuadro completo y sentando bases para que nuevas generaciones tengan más oportunidades y una mirada más crítica. Creo que un ejemplo de esta nueva mirada es el mural «Canto Indómito» del maestro Samir Guzman, ubicado en Discos Mayra frente a la plaza Victoria, en el que hace un homenaje a artistas y cantores populares, pero en el que también tuvo el gesto de incluir a un instrumentista dentro de estos cantores. Un sutil aviso del maestro muralista, de no invisibilizar al músico de oficio.